martes, 7 de febrero de 2012

La cueva del lobo
Andaba aquella soleada mañana escopeta al hombro, más atento a mis pensamientos que al motivo de mi salida campestre,   cabizbajo y taciturno no conseguía hilar algo coherente a toda aquella amalgama de sentimientos que batían mis sesos.  Más que andar aquello se había convertido en un rosario de tropiezos y juramentos, aún no se cuando lo vi,  pero algo me decía que aquella sombra extraña me era ya muy conocida, y al fin cuando pude acercarme hasta sentir su aliento lo reconocí:  Vaya maese lobo tu por aquí , cuál será esta vez el viento  que te arrastre desde el ocaso hasta mi esta vez,  acaso serán  vientos alisíos llegados desde el trópico que harán florecer promesas y sentimientos, serán vientos de poniente recuerdo de cálidos veranos  y mieses en la trilla, serán vientos del monzón  que nos traerán las aguas del otoño y calmaran nuestros fuegos o simplemente será vientos del norte, fríos y desangelados, seguirás en tu refugio cuál anacoreta en su cueva, dejaras que encienda una hoguera que te de calor, esta vez traeré troncos sin ramas, ramas sin hojas y fuego sin humo para que desde tu cueva puedas ver el sendero que recorres cada día, pondré antorchas para que no tropieces con las piedras del camino, veras que no necesitas botas, que tu piel sin costra es más suave, que tus ojos ven  más que tu vista, que aunque me veas armado nunca disparare contra ti, solo te pido una cosa,  no me muerdas nunca más, duele perder la mano con la que se acarician los sentimientos.

Que tengas un bon jorno

2 comentarios:

  1. Me gusta como escribes. Seguiré por aquí.Buena entrada!

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    1. ni se donde voy, ni donde llegare, pero lo que no me cabe la menor duda es que lo intentare.
      Por favor sigue por aquí

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