Una flor en el paraíso
Pasada ya la tormenta me decidí a caminar un rato por la
orilla de la playa con el fin de poner algo de orden a mis sentimientos, aquel huracán de la noche
anterior había dejado a su paso además de agua y viento partes de mi vida al descubierto, dejando paso a alegrías y decepciones que luchando
entre sí trataban de encontrar un porqué a mi mas que aparente sonrisa de felicidad.
Las olas suavemente llegaban hasta mis pies acariciándolos con
su cálida agua, el sol despuntaba por el horizonte saliendo de su encierro
nocturno en brazos de Neptuno, las ramas de las palmeras caían lánguidamente sobre la arena creando con su verde sobre el
dorado de la arena una barrera entre el azul turquesa del mar y los cientos de
colores que estallaban en la espesura del bosque, flores de mil colores, plantas de hojas
grandes, frondosas, todo salpicado de arboles y palmeras , los cantos de los pájaros
dando la bienvenida al día llegaban a mis oídos como dulces melodías que presagiaban
un gran día, y en el horizonte y hasta donde podían divisar mis ojos nadie a la
vista, que más se podía pedir, entonces recordé tu despedida de la mañana, como desde la puerta me lanzas una última sonrisa
que viene acompañada de un beso el cual flotando en el aire me alcanza como un huracán,
siento un escalofrío de placer recorriendo toda mi espalda, la sabanas de esta
cama me traen aromas de la noche pasada entrelazados nuestros cuerpos desnudos en abrazos de pasión, tu pelo
todavía húmedo del último baño a la luz de la luna desgrana olores marinos como
olas golpeando la rocas del malecón, tu
cuerpo salado tiene el sabor de dulces canciones
cantadas en la playa junto a la hoguera,
mis manos temerosas de romper este
embrujo tiemblan al deslizarse sobre tu piel sintiendo el tibio calor que
desprende tu cuerpo, siento que estoy sentado en un tiovivo que gira y gira desaforadamente cuando
tus besos recorren mi cuerpo, la música nos invita a bailar dando vueltas y más
vueltas como los danzarines de una caja de música, embriagados de tanta
felicidad nuestros cuerpos agotados caen abrazados en los brazos de Morfeo con
el más dulce de los sueños.
No vivo en el paraíso, tú eres mi paraíso, entonces como distinguir
una flor en el paraíso cuando nuestros sentidos son incapaces de abrazar tanta belleza.
Muy buena entrada.
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