Caminando hacia casa
Remo
y remo, remo desaforadamente, mas con el corazón que con la razón, con locura impetuosa remo pero cuanto más remo más parece que me alejo
de ti, tu sonrisa brilla y me indica el camino como un faro solitario enseña el
camino a un naufrago perdido en alta mar. Fijo la mirada en las manos doloridas
de tanto esfuerzo, cuantas cosas nos dicen las manos con solo una mirada, manos
fuertes, delicadas, pálidas, morenas, huesudas y regordetas, la palma siempre
mirando a la madre tierra, cómplice de siembras y nacimientos, dura como el
trabajo que realiza y suave como las caricias que regala, anchos surcos la
recorren , líneas cortas y largas en las
que se puede leer a poco que uno se fije frases tales como te quiero, hasta pronto, no me olvides.
El
dorso mirando al cielo, perdido entre blancas nubes y horizontes azules ,
pálido como la noche, bronce como los rayos del sol que duermen sobre la piel, dedos danzarines que abrazan el aire
como buscando acariciar aunque solo sea
un instante los sentimientos del alma.
Levanto
la vista y por fin diviso el embarcadero entre la arboleda que nace del rio, tu
sonrisa de nuevo a iluminado mi camino de vuelta a casa, sobre el embarcadero
un silueta tantas veces soñada se hace cada vez más y más cercana, el corazón late
fuerte y acompasado marcando un ritmo que bate mis sienes, en mi cabeza se
repite un eco susurrante que como una suave tentación dándome un beso me dice:
estas en casa
siempre me dejas pensando...cuánto hay de verdad en tus relatos?. "...estás en casa".
ResponderEliminarUn beso